marzo 4, 2024

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Los medios masivos y su responsabilidad social frente a la delincuencia

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Por: Dr. Carlos López Dawson

Hoy en chile estamos enfrentado, aparentemente, en una alzada en los actos delictuales, donde los medios de comunicación masiva están desempeñado un papel significativo en la construcción de discursos y percepciones sobre la seguridad ciudadana, influyendo en cómo percibimos a los delincuentes y la delincuencia. A menudo, construyen una imagen ideológica de los delincuentes, presentándolos como sujetos marginales o peligrosos, sin explicar los contextos, las causas, y exagerando su importancia circunstancial. De esta manera pueden afectar la opinión pública y las políticas de seguridad, contribuyendo a amplificar el miedo al delito y crear estereotipos sobre ciertos grupos de personas.

En este sentido, los medios pueden contribuir tanto a la paz como al combate a la delincuencia para lo cual deben ser conscientes de su influencia y actuar de manera responsable al informar sobre la delincuencia. Su papel debe ser equilibrado, evitando la exacerbación del miedo y los estereotipos, y promoviendo un enfoque informado y constructivo para abordar este desafío social desde su propia democratización.

Lamentablemente, en Chile existe una concentración en la propiedad de los medios de comunicación, única en el mundo, en el caso de los medios escritos, existe un duopolio de dos importantes grupos económicos, los consorcios del Grupo Edward (El Mercurio) y del Grupo COPESA. Desde el punto de vista ideológico y político en sus líneas editoriales, se podría llamar a esto un monopolio, aunque claramente son dos grupos económicos diferentes que forman una estructura oligopólica.

Desde el golpe de estado de 1973, el Grupo Edward (El Mercurio) y COPESA se subordinaron al gobierno militar por afinidad ideológica y financiera. Ambos consorcios estuvieron cercanos a la quiebra como otras empresas afectadas por el  endeudamiento que se desató en toda América Latina desde 1982, salvados mediante créditos del Banco del Estado y refinanciamientos que nunca fueron retribuidos y se estima que por esta causa el Estado perdió 27 millones de dólares a favor de El Mercurio, mientras las operaciones en torno a COPESA permitieron que este grupo fuera adquirido finalmente por conglomerados empresariales enriquecidos bajo la dictadura y afines a la UDI, que pagaron siete millones de dólares.

Estos dos consorcios periodísticos concentran cinco de los seis diarios de circulación nacional, Grupo Edward (El Mercurio, La Segunda, Las Últimas Noticias) y COPESA S.A. (La Tercera, La Cuarta. La Hora y La Hora de la Tarde, estos dos últimos de distribución gratuita.  Existe además otro diario de distribución gratuita con alcance a algunas regiones que es Publimetro (MTG, de capitales Suecos) y la Hora.

La situación descrita de la propiedad podría eventualmente afectar la libertad de mercado y limitarse solo a un problema económico, regulado por la legislación antimonopólica. Sin embargo, el problema se complica con el control que los propietarios de estos medios ejercen sobre la información, por ello que la situación de la libertad de expresión no se relaciona con la concentración de la propiedad de los medios sino como se ejerce el pluralismo en el interior de estos.

En este sentido, existen claras aporías del mercado como atentado a la libre expresión, donde supuestamente los medios de comunicación actuando como empresas pueden acceder a un mercado libre, ofreciendo sus servicios al mejor postor. Sin embargo, ello no ocurre en Chile por cuanto hay varios factores que lo impiden. En primer lugar, la citada concentración de la propiedad en pocos medios y todos ligados a sectores políticos que practican la intolerancia y la discriminación, es decir impiden que en sus medios se publiquen noticias que vayan contra sus ideas políticas y además el hecho que los principales medios nacionales escritos los utilizan para presionar al gobierno. Luego, el control que empresarios poderosos ejercen sobre estos medios mediante el avisaje. En seguida la existencia de normas legales que impiden al Estado e incluso a los particulares a elegir el medio de comunicación que deseen o que sea más barato. En efecto, en la ley existen numerosas normas que obligan a publicar los avisos legales en medios de circulación nacional o de amplia difusión, con ello el mercado queda fosilizado impidiéndose el libre mercado, el de la oferta y la demanda. En cuarto lugar, la inexistencia de democracia interna de los medios, agravado por la inexistencia de comités de ética o disciplinarios. Finalmente, un elemento a considerar respecto de la inexistencia de libertad de expresión en Chile son las condiciones de créditos blandos o perdonazos a las empresas dueñas de los medios, con lo cual se les ha dado una ventaja en el mercado cuyos efectos son su preeminencia.

Los medios dominantes son utilizados como instrumentos de dominación y de presión política en la lucha política cotidiana, sin ética y mintiendo permanentemente en favor de sus ideas, algunas contrarias a los más elementales principios de derechos humanos, como el conocido caso de los 119 (https://archivochile.com/Derechos_humanos/119/ddhh1190029.pdf).

Por lo tanto, los medios dominantes no han sido una contribución al combate de la delincuencia, sino que, al contrario, se han limitado a exponerlo como un elemento de la política cotidiana, sin analizar las verdaderas causales.

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