octubre 3, 2025

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El muelle que dejó sin mar a Bucalemu: Pescadores en riesgo y la consecuencia de una obra fallida

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En Bucalemu, caleta de la comuna de Paredones (Región de O’Higgins) Chile, un muelle inaugurado con la promesa de proteger y facilitar la labor de los pescadores se transformó en un problema: la estructura alteró la dinámica de sedimentos, provocó el embancamiento de la bocana, dejó varadas embarcaciones y expuso a los trabajadores del mar a riesgos al entrar y salir del agua. Lo que debía ser una solución se convirtió en un costo social y económico para la comunidad.

En este sentido, el molo y la infraestructura asociada —con un costo millonario que superó los miles de millones de pesos— modificaron corrientes y la deposición de arena en la zona de la caleta. El resultado fue que la entrada de la bahía se fue colmando de arena y hoy los pescadores enfrentan dificultades para sacar y meter sus botes: muchas faenas quedan suspendidas por la imposibilidad de salir, o se vuelven peligrosas por la necesidad de navegar en condiciones de fondo muy bajo,

Debido a lo peligroso que significa entrar al mar, los pescadores han denunciado accidentes —volcamientos y momentos en que las embarcaciones quedan encalladas o sufren daños en los motores— y la comunidad ha registrado episodios que ponen en riesgo la integridad de quienes salen a faenar, de hecho, ha habido accidentes fatales. Además del peligro físico, la imposibilidad de salir de forma regular se traduce en pérdida de ingresos, aumento de costos (reparaciones, transporte alternativo) y, para algunos, la necesidad de buscar ocupaciones temporales fuera de la pesca artesanal.

Consultado al Concejal y alguero Patricio Pérez Pastene, este señaló “estamos muy preocupados por las consecuencias económicas y sociales localizadas en la imposibilidad de realizar la pesca artesanal no es solo una fuente de ingresos: sostiene mercados locales, empleos indirectos (transporte, comercialización, talleres) y la identidad cultural del lugar. Cuando las faenas se reducen o se vuelven intermitentes”.

Además, señalo el Concejal Pérez que: “al bajar los ingresos familiares y aumentar la incertidumbre económica, se tensionan las redes sociales porque la comunidad compite por menos recursos”. Y finalizó señalando que “los jóvenes de nuestra localidad ven menor incentivo para permanecer en el oficio, acelerando procesos de abandono rural”.

Esos efectos multiplicadores hacen que un problema en la bocana tenga repercusiones en el comercio, en la cohesión comunitaria y en la sustentabilidad a largo plazo de Bucalemu, señalaron algunos lugareños consultados por este problema que le denominan “El Pinche Muelle”.

Este grave problema, puede significar algunos litigios y movilización para lograr respuestas institucionales sobre este drama y de una vez por todas, las autoridades competentes se den cuenta y tomen cartas en el asunto que la construcción y los problemas asociados generaron controversia pública: grupos ciudadanos y organizaciones locales presentaron recursos y demandas —incluyendo acciones vinculadas a la protección del humedal urbano y la revisión de obras— y la materia llegó hasta tribunales ambientales. En diciembre de 2024 el Segundo Tribunal Ambiental rechazó una demanda por reparación de daño ambiental relacionada con el humedal de Bucalemu, lo que no cerró el debate ni las demandas sociales por soluciones técnicas y compensaciones. Paralelamente, el Ministerio de Obras Públicas ha avanzado en nuevas contrataciones orientadas a “conservación integral” y obras complementarias para mejorar el borde costero.

Consultados algunos especialistas en la materia, estos señalaron que las opciones posibles incluyen reconfigurar el espigón, usar pilotes en lugar de escollera continua, dragado controlado o soluciones de ingeniería blanda que respeten el humedal. (La experiencia comparada muestra que medidas mal diseñadas pueden empeorar el problema).

Otras acciones señaladas por estos profesionales son tomar algunas medidas temporales de mitigación: facilidades logísticas para los pescadores (zonas de fondeo alternativas, apoyo para traslado de capturas, fondos de emergencia) mientras se ejecutan las obras definitivas.

Para esto, es fundamental la participación comunitaria: incorporar a sindicatos y vecinas y vecinos en todas las etapas —diagnóstico, diseño y ejecución— para asegurar soluciones viables y legitimidad social.

Finalmente, el caso de Bucalemu ilustra cómo una inversión pública, sin un diseño que respete la dinámica costera ni la voz de la comunidad, puede transformarse en un problema mayor que afecta vidas y economías locales. La salida exige voluntad técnica, política y financiera para corregir errores y restaurar la posibilidad de que los pescadores vuelvan a trabajar con seguridad. Mientras tanto, las familias de Bucalemu siguen esperando que las promesas de protección se materialicen en soluciones reales que les permitan volver al mar sin arriesgar su vida ni su sustento.

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