Good Bye, Afganistán
2 minutos de lecturaHoras antes del dead line- que vence hoy a la medianoche- Estados Unidos ha dicho adiós a Afganistán después de dos décadas de presencia militar, al frente de una coalición internacional cuyos efectivos se adelantaron en unas horas a la salida de los estadounidenses.
El epílogo del doble operativo -repatriación y repliegue militar simultáneamente- fue tan convulsionado como había alertado el Pentágono, con el lanzamiento de seis cohetes por el Ejército Islámico (ISIS), cinco de estos interceptados por el sistema antimisiles estadounidense.
El ataque del grupo fundamentalista, opositor a los talibanes en el poder de Afganistán desde el domingo 15, se produjo un día después del bombardeo preventivo que supuestamente costó la vida el domingo a varios civiles en Kabul.
Los aviones militares que transportaban a los últimos soldados de los casi 6.000 desplegados por el Pentágono para gestionar la evacuación, despegaron de Kabul poco antes de la medianoche, hora local. Fue el punto final ―un punto y aparte, según los más realistas― a la guerra más larga y al mayor puente aéreo de EE UU, que ha puesto a salvo a casi 120.000 estadounidenses y afganos.
El ataque con misiles de ayer, cuya autoría asumió la rama local del Estado Islámico —la misma que atentó el jueves en el aeropuerto, conocida como ISIS-K en sus siglas inglesas―, no causó víctimas, según el Pentágono. Un pírrico alivio para el presidente Joe Biden, que el domingo presidió en la base de Dover (Delaware) la llegada de los féretros de los 13 soldados muertos en el atentado suicida mientras varios civiles afganos, entre ellos menores, morían en el ataque preventivo que las fuerzas que comanda llevaron a cabo en Kabul contra un coche cargado de explosivos, una “amenaza terrorista inminente” según el Pentágono.
A los riesgos de un nuevo ataque terrorista se sumaba el “estado de nervios” que, según varios medios estadounidenses, ha rodeado el cierre de la misión. “Los próximos días van a ser los más peligrosos”, advirtieron el viernes varios portavoces de la Casa Blanca; “la amenaza es real y aún está activa”, repitió este lunes el Pentágono. Los últimos trabajadores locales de la Embajada en Kabul fueron evacuados el domingo, mientras la marcha del núcleo duro de la legación ―el embajador, Ross Wilson, no embarcó hasta el último C-17― fue el pistoletazo de salida para que el último retén arriara la bandera.
Mensaje talibán de esta antenoche:
«El último soldado de EE.UU. ha dejado el aeropuerto de Kabul. Nuestro país ha logrado la independencia completa»