Cine en Chile: Los bares fueron protagonistas
3 minutos de lecturaPor Ariel Poblete, periodista, especial para nuestropais.cl
Alguna vez Raúl Ruiz -el mejor y más prolífico de los directores chilenos de cine- definió a su película Tres Tristes Tigres como “la historia de una borrachera de fin de semana”. Por ello, los bares de Santiago constituyen un rol casi protagónico en esta obra, por la que ganó -en 1969- el Festival Internacional de Cine de Locarno (Suiza), obra que dedicó “con todo respeto a Joaquín Edwards Bello, a Don Nicanor Parra y al glorioso Club Deportivo Colo Colo”, tal como se puede leer al inicio del film.
Nunca sabremos con meridiana certeza, los motivos que tuvo el laureado director para elegir –en 1968- el Bar El Frontón, que estaba en un segundo piso de San Pablo casi esquina de Matucana para filmar allí buena parte de Tres Tristes Tigres. Lo más probable es que haya sido influenciado por un amigo inspector del cercano Internado Nacional Barros Arena, cliente frecuente y compadre del dueño del local, situación que favorecía la filmación y el consumo a bordo.
El Frontón era uno más de los boliches de aquella zona, muy bien acompañado por el inmortal El Huaso Enrique (Maipú 462) y los ya desaparecidos Perlita, El Gato Negro y El Génova. La mayoría debió sucumbir al olvido y a la decadencia en que fatigó ese barrio tras el Golpe cívico-militar del 73 y que sólo recién ahora parece revitalizarse, aunque con una vocación comercial más que de apocalíptica jarana.
Otra locación importante tuvo lugar en el cabaret Zeppelin, que estaba en Bandera, donde hoy funciona una tienda de ropa usada. El Zeppelin fue un bunker donde anidó la bohemia santiaguina. Allí llegaban Pablo Neruda y el porteño Alberto Rojas Jiménez (poeta, dibujante y periodista). Una de las jornadas más memorables la protagonizó Claudio Arrau, quien -tras pedir permiso a la orquesta que dirigía Porfirio Díaz- arremetió con jazz rítmico en el piano y fue ovacionado por la concurrencia.
Hoy en esa ex gloriosa “zona roja”, están el Bar Touring y el Wonder Bar, fundado en 1910, (ambos en General Mackenna 1076 y 1174, respectivamente) y La Piojera. Allí abundan parroquianos similares a los que Ruiz retrató en su película y de la talla de un personaje de la novela El Peso de la Noche, descrito por su autor Jorge Edwards, como un tipo “de ojos tranquilos, displicentes, penetrados por una especie de desengaño. Larga asimilación al universo de los bares. Goce de los placeres inmediatos. Agresividad morigerada por la carencia absoluta de ilusiones heroicas”.
Tres Tristes Tigres, basada en la obra teatral de Alejandro Sieveking, fue interpretada por Nelson Villagra, Fernando Colina, Luis Alarcón, Delfina Guzmán, Shenda Román y Jaime Vadell. Estrenada en 1968, sólo pudo volverse a ver Chile en 1993.
Nueve líneas de Raúl Ruiz:
“La historia que voy a contarles comienza hace treinta años, en un bar-restaurante con un nombre de siniestro augurio: “Il Bosco”. En este bosque de la noche se reunía una centena de estudiantes que no tenían ningún inconveniente en comportarse como los monstruos de las pinturas de Jerónimo Bosch. Se reunían en torno a unas mesas con la esperanza de olvidar las mentiras que durante el día les habían enseñado en la Universidad, y, entre otras demoliciones conceptuales, se dejaban a veces entretener y seducir por utopías variadas y contradictorias”.
(Fragmento de la obra Poética del Cine, de Raúl Ruiz, Editorial Sudamericana, año 2000).